Gustavo Ross Santa María (Valparaíso, 16 de junio de 1879 - Santiago de Chile, 5 de abril de 1961) político y financista chileno, hizo su fortuna en la bolsa internacional. Como Ministro de Hacienda (1932-1937) del gobierno de Arturo Alessandri fue clave para sacar a Chile de la Gran Depresión de los años 1930. Fue candidato presidencial por la derecha liberal-conservadora en la elección de 1938, pero fue derrotado por Pedro Aguirre Cerda, obteniendo el 48%, dadas las nuevas circunstancias después de la Matanza del Seguro Obrero . Se retiró de la vida publica hasta su muerte en 1961.

Durante su campaña política se cantaba la frase "A Ross queremos" (que suena exactamente igual que "arroz queremos") con la entonación de la canción brasileña Mamá yo quiero.¹

Fue apodado como el "mago de la finanzas" a partir de 1932 gracias a sus habilidades para superar la crisis económica de Chile en ese entonces.

Sus partidarios adaptaron la popular canción brasilera Mamá yo quiero, para cantarla como:

A Ross queremos, a Ross queremos A Ross queremos llevar. Porque creemos, porque creemos Que se merece el sillón presidencial.

Echaron mano también de un himno que se cantaba en las iglesias: A Dios queremos para transformarlo y apoyar la candidatura rossista:

A Ross queremos en las escuelas, en el trabajo, y en el hogar...

Los frentistas replicaron con el slogan "si a Ross tenemos, arroz no tendremos".



El propósito del presente trabajo no es elaborar detalladamente una reseña

del desempeño de Gustavo Ross como Ministro de Hacienda, sino que a la luz

de sus políticas, comprobar si es que efectivamente fue el sector público quien

asumió el control del comercio exterior, luego de la debacle de las casas

comerciales extranjeras durante la crisis, y

si acaso, tras un discurso estatista,

proteccionista y nacionalista, asoma el librecambismo tutelar, propio del mo

delo primario-exportador que adopta la economía chilena a partir de 1833, una

vez organizado definitivamente el Estado.

Para ello describiremos el contexto económico con que se encuentra Ross

al recibir las riendas de la hacienda del país, los objetivos básicos de su

gestión, las políticas que aplicó y

sus principales logros. Luego nos centrare

mos en su política salitrera y

en el tratamiento que hizo del tema de la deuda

externa, por ser éstos los ámbitos que concentraban la mayor parte del interés

de los comerciantes, empresarios e inversionistas extranjeros en nuestro país.

el principal producto chileno en los mercados internacionales, la principal

fuente de financiamiento del erario público durante más de cincuenta años, y

el

elemento clave donde radicaba la dependencia estructural de la economía

chilena.

Para emprender el análisis anteriormente señalado situaremos nuestro pun

to de análisis en el Estado, por ser este nivel donde confluyen los procesos ya

descritos, desde donde el ministro Ross evaluó los problemas nacionales y

desde donde impulsó medidas específicas en pos de respuestas orgánicas que

reactivaran el sistema económico.

Ello no significa desconocer el elevado costo social de su labor, ni la

rudeza con que el gobierno la complementó. Sólo pretendemos delimitar el

marco del estudio en función de las estructuras económicas hacia las que

apuntan la política del ministro y

sobre las que operan las hipótesis ante

dichas.

Al asumir la conducción económica de la nación, Gustavo Ross se propu

so cuatro tareas fundamentales, a saber: 1) Reorganizar la industria salitrera,

tanto en sus procesos tecnológicos, como en sus circuitos de comercialización,

de modo de mantener la competitividad del nitrato frente al sulfato de amonio

y

los fertilizantes sintéticos; 2) Terminar con el déficit fiscal; 3) Contener la

amenaza inflacionaria, dada la expansión del circulante registrada a partir de la

mitad de 1932, lo que debía repercutir en el equilibrio cambiario del peso en

relación a las monedas extranjeras; y 4) Recuperar el crédito internacional,

luego de la cesación de pagos al exterior en 1931.'° Con este propósito, el nue

vo ministro aplicó medidas en dos sentidos. Por una parte, adoptó todas las

disposiciones necesarias para reducir el déficit fiscal y, por otra, intentó

reactivar rubros específicos de la economía, vía estímulos sectoriales, en el

entendido que una recuperación parcial en cada sector significaría la gradual

disminución del desempleo

el ministro Ross propició audaces estímu

los para reactivar las actividades más seriamente dañadas por la crisis.

Así, considerable éxito tuvo la promulgación de la Ley Nc 5.314 en di

ciembre de 1933, que eximió de tributos a todas las construcciones iniciadas

después de agosto de aquel año y

concluidas antes del Io de enero de 1936. El

resultado fue espectacular, ya que en 1934 se quintuplicó la cantidad de permi

sos de edificación concedidos en 1933. Cuando la vigencia de dicha ley estaba

por expirar y

se temía que decayeran los niveles de actividad, el gobierno puso

en marcha un plan de obras públicas para amortiguar las posibles consecuen

cias en el empleo.18

El pragmatismo y

la celeridad de la gestión de Gustavo Ross lograron, en

un plazo sorprendentemente breve, activar las variables internas que compo

nían el sistema económico chileno y

restaurar la confianza extraviada. Sin

embargo, aún quedaban por resolver cuestiones en extremo complejas.

En oposición el Frente Popular presentó a otro ex ministro de Alessandri - del primer gobierno - el radical Pedro Aguirre Cerda; mientras que la Alianza Popular Libertadora levantó la candidatura de Carlos Ibáñez de Campo.

Tras la masacre del seguro obrero, "aliancistas y frentistas" unieron fuerzas, derrotando por un estrecho margen de votos a don Gustavo Ross.
Fuente dela imagen: Revista Zig Zag